29 de enero de 2016

Propaganda y manipulación en tiempos difíciles

Heraldo de Madrid, 10/09/1914. Fuente: Hemeroteca Digital
No hay nada peor en el ámbito de la política que el apartado, por mucho que se quiera esconder, de las guerras. Cuando el diálogo internacional calla, el nacionalismo encolerizado triunfa y los intereses de los políticos "por el bien de la nación" están por encima de todo lo demás, se crea el escenario perfecto para lo peor que puede dar de sí mismo el ser humano. La Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra fue de los acontecimientos que más consternaron al mundo. Por supuesto, no es el único disputa bélica de la historia, desgraciadamente. No obstante, sí que fue la primera en el uso de tecnologías y estrategias que nunca antes se habían llevado a cabo, provocando una de los conflictos armados más devastadores -antes de llegar la II Guerra Mundial-.

El hombre puede ser capaz de crear maravillas o de realizar lo peor imaginable. Este es un claro ejemplo, a gran escala, y dentro del mismo voy a hablar en esta entrada de algo que pasa desapercibido pero que tuvo gran importancia a la hora de influir en la percepción y la manera de pensar de la sociedad, así como del desarrollo de los acontecimientos durante este nefasto capítulo de nuestra historia. La propaganda y manipulación de la prensa.

Pablo Iglesias no lleva coleta

Pablo Iglesias Turrión. Fuente: El País
Actualmente en España cuando se oye hablar de Pablo Iglesias casi automáticamente pensamos en el joven profesor universitario, politólogo y fundador de un partido que ha revolucionado el escenario político. Este madrileño, que lleva su nombre con orgullo, está dispuesto a luchar por que cambien las cosas, de raíz, para que la vida de los trabajadores, vulnerada y machacada deliberadamente por la derecha, mejore y sea digna. Que gocen de unos derechos fundamentales que solo con un gobierno del pueblo puede llevarse a cabo. Un iluso, dicen muchos.

¿Y si os dijera que esto ya había ocurrido antes? Que otro Pablo Iglesias, el cual no llevaba coleta, vestía con capa y sombrero, ya hizo casi lo mismo hace aproximadamente 136 años. Revolucionó el escenario político, añadiendo la crítica que le faltaba, luchó por los derechos de los trabajadores y fundó un partido con unas firmes convicciones e ideales dignos de admiración para la izquierda, ¿me creeríais?

28 de enero de 2016

Un 'flaco' momento de libertad de prensa

Portada de una edición en el primer año de La Flaca. Fuente: Wikipedia
Con el triunfo de la revolución de 1868 o La Gloriosa, en España se pasa a vivir un periodo que se conoce como Sexenio Revolucionario. Es durante este transcurso de tiempo, hasta 1874 con la restauración de la monarquía borbónica, cuando por primera vez asistimos a una libertad de prensa sin precedentes en el país. Surgen numerosos periódicos y revistas de variadas temáticas, tanto conservadores como de corte progresista dando voz a la opinión de los que antes no se podían pronunciar.

De esta manera, tenemos casos como el de La Flaca. Una revista de carácter satírico, mayoritariamente, de tendencia política republicana y federal. Se publicaba en Barcelona entre el 27 de marzo de 1869 hasta el 3 de marzo de 1876. El coincidir con el Sexenio permitió tales publicaciones. En este periodo tuvieron lugar dos modelos de gobierno, ambos fallidos, los cuales no se dudaron en poner en tela de juicio: la monarquía parlamentaria, con el reinado de Amadeo I (1871-1873); y la Primera República Española (1873-1874). Como sabemos, esta etapa de la historia de España estuvo llena de suma incertidumbre y cierto caos político, ingredientes perfectos que se traducen en la publicaciones de estas revistas. Como cuenta de ello, hablaré de una caricatura que publicó La Flaca el 3 de marzo de 1873 titulada: ¿Cuál será?

27 de enero de 2016

Literatura y crítica social

El novelista inglés Chalres Dickens. Fuente: Mirror 
La literatura tal como la conocemos siempre ha servido como puente para llevar la crítica hacia todo el conjunto de la sociedad. Principalmente en lo social, mediante los libros y las historias que cuentan, incluso pasando por el deliberado filtro de la censura, consiguen transcender en la historia como algo más que un simple relato. Se podían dar los casos en los que no es la intención primaria del autor con la que realiza su obra, sino que lo hace de manera inconsciente. O sí lo hace intencionadamente pero sin proponer solución al problema o situación que denuncia. Es el caso de Oliver Twist y Charles Dickens.

Por supuesto, entendemos que la mayoría de autores que exponen una polémica o crítica a su país, sus políticos o la administración del mismo, lo hacen porque son gente comprometida y preocupada por el sino de sus congéneres. Y es el caso del famoso escritor inglés del siglo XIX al cuál menciono. Dickens, al que George Orwell consideraba «un escritor subversivo, un radical, incluso un rebelde», reunió una fortuna gracias a la venta por entregas de sus novelas. Hoy no nos es cosa extraña que un autor polémico, fresco o novedoso que hace la puesta en escena de una historia que denuncia las injusticias del día a día se ponga de moda y convierta sus obras en "best-sellers". No obstante, para sorpresa de muchos, esto también ocurrió durante este siglo con las creaciones literarias de Dickens.

15 de diciembre de 2015

¿Los primeros analistas políticos?

Grabado de Javier de Burgos. Fuente: Página de José Lupiáñez
En la entrada de hoy vamos a trasladarnos de nuevo a principios del siglo XIX, en un momento en el que la literatura y la prensa cuentan con una efervescencia notable. Aunque todavía exista una tasa de analfabetismo considerable, no es obstáculo para que editores e imprentas independientes realicen publicaciones de casi toda índole; incluyendo los aspectos de la vida cotidiana. Obviamente, no podía faltar el ámbito que nos ocupa, y es por ello que he querido traer un ejemplo de lo que podríamos considerar "un diario" que trata, como muchísimos otros, la política. Por supuesto, no se estructura como lo entendemos hoy en día con tanto analista político -apelativo que se ha ido poniendo cada vez más de moda. Aunque se podría considerar como el precedente a todas las secciones de política en los periódicos actuales. Se trata de Miscelánea de comercio, política y literatura. 

Comienza siendo una publicación trimestral con diferente título, fundada en 1819 y cuyo redactor principal fue Francisco Javier de Burgos (1778 - 1848). Se hace diario a partir de junio de 1820, manteniendo la numeración, en el momento que es vigente la Constitución de 1812 -acabando el primer periodo absolutista de Fernando VII. Es cuando se inicia el corto Trienio Liberal (1820 - 1823). Habiendo sido suprimidas las restricciones que el rey impuso a la libertad de imprenta, De Burgos tiene la posibilidad de dar cabida en su periódico a artículos políticos y doctrinales, que engloba a los de carácter económico, comercial, histórico, cultural y literario que venía ofreciendo España, amén de noticias del extranjero, sobre los acontecimientos que se van produciendo.